Introducción

Este blog tiene por objeto recopilar toda la información que pueda ser de utilidad para preparar las oposiciones a la Carrera Judicial y a la Carrera Fiscal. Desde 2001, el acceso a ambas es común, es decir, es necesario superar el mismo proceso selectivo para, posteriormente, entregar un documento en el que se opta por una Carrera u otra.

La información está organizada en secciones para que puedas seleccionar más fácilmente el tema en el que estás interesado.

Gracias por visitar el blog y espero que te sirva de ayuda.

Desde el 7 de febrero de 2014, el blog está cerrado, sin perjuicio de posibles actualizaciones del temario. No me comprometo a contestar emails ni comentarios. Éste ha sido uno de los proyectos más bonitos de mi vida y os agradezco haberme acompañado en el camino.

lunes, 3 de noviembre de 2014

“La derrota tiene una dignidad que la ruidosa victoria no merece” – Jorge Luis Borges

Buenas tardes compañeros,

Hace unas semanas, la mejor amiga de una de mis mejores amigas suspendió el último ejercicio de la oposición. Yo no la conozco personalmente, pero os aseguro que mi amiga es de las personas más buenas, amables y generosas que conozco, así que estoy convencida de que su mejor amiga tiene que ser por lo menos igual de adorable.

Con esto lo que vengo a decir es que la Promoción 66 se ha perdido a una maravillosa Juez. Me acuerdo de la tarde que pasé esperando a que mi amiga me llamara para contarme las buenas noticias… que finalmente fueron malas. Y me acuerdo que mi amiga lloraba de rabia mientras me lo contaba, y que a mí me entraron ganas de llorar de rabia por lo mismo… Porque el sistema de acceso a las Carreras Judicial y Fiscal es muy duro, qué os voy a contar. Es un todo o nada, esa sensación de que un día eres lo más insignificante del mundo y el día siguiente vas al Tribunal Supremo, cantas los temas, apruebas, y de repente ya eres “algo”. Y no te creas, tú no llegas a creerte “algo” hasta mucho después, y mucho menos te crees Juez o Fiscal en mucho, mucho tiempo… Al fin y al cabo, sólo has hecho un buen cante, como tantas otras veces, ¿por qué habría de ser diferente? ¿Por qué antes la gente te miraba un poquito por encima del hombro (ser opositor estigmatiza más que un auto de procesamiento, que se lo digan a Carperi) y ahora, de repente, parece que lo que llevas haciendo tantos años sí que tiene importancia? Yo, cuando aprobé, no veía la diferencia entre el día anterior y el día de aprobar. Te quedas como en shock. No cambias tu percepción de ti mismo, aunque parte del resto del mundo sí que parece haberlo hecho. Simplemente te recompones un poquito y decides vivir tu vida de nuevo paso a paso y recordar quién eras (si es que de ése o ésa aún queda algo) para poder afrontar todos los retos que vienen. Yo creo que la oposición nos destruye un poquito y nos forja de nuevo, y lo digo en el sentido más positivo de la expresión, porque nos forja personas más decididas, más disciplinadas, más fuertes y más prácticas. Y eso, apruebe uno o no la oposición, es un camino de madurez que es difícil conseguir de otra manera en tan poco tiempo.

Por supuesto, veo lo positivo de opositar porque ya no oposito. Mientras lo hacía, sí que trataba verlo y, al menos, lo comentaba en voz alta (“es un trabajo cuyos beneficios recaen íntegramente en mí”, “puedo organizarme el trabajo como quiero y según mi capacidad o ánimo en cada momento”…), pero no seré yo quien le diga a nadie que opositar es bonito, ni fácil, ni que seguro que le va a valer la pena.

Yo no tendría valor de mirar a la cara a la mejor amiga de una de mis mejores amigas y decirle, después de caer en el último ejercicio, “ahora tienes que levantarte y seguir”. Ni tendría valor yo, ni su mejor amiga, ni nadie que la quiera. Porque opositar es una decisión personal y sólo uno mismo sabe todo lo que ha invertido en este sueño y si está dispuesto o no a continuar en la lucha.

No obstante, y aunque nunca le diría que siguiera opositando, sí que me gustaría decirle que creo que sería una Juez maravillosa, eficiente y disciplinada, amable y práctica, con vocación de servicio al ciudadano y orgullo por el trabajo bien hecho… Y que me gustaría que la Carrera Judicial no se la perdiera. Obviamente, también sería maravillosa en cualquier otra profesión, pero ama ésta y no otra, y ¿por qué negarse un sueño cuando ha estado rozándolo con los dedos? No seré yo, y lo repetiré cuantas veces sea necesario, quien le diga que haga “un último esfuerzo”, porque nunca es el último y siempre es demasiado esfuerzo, pero a veces lo pienso… A veces pienso que si no hubiera opositado, se lo diría.

Le diría que cuando apruebas, parece que todo el tiempo invertido no fue tanto. Que pasó volando, que lo único que te recuerda que pasaron años es que si miras tu fecha de nacimiento en el DNI te das cuenta de que estás más viejecita (e igual de mona, dónde va a parar), pero que no recuerdas ni esos años ni los lloros ni agobios que sufriste. Que parece que todo empieza de nuevo como si los malos momentos no hubieran existido, porque la mente es lista y olvida lo que no es necesario que recordemos. Le diría que, tarde lo que tarde, siempre merecerá la pena. ¡Serás Juez! ¡Habrás cumplido tu sueño! ¿Qué es un año más o un año menos en relación a esto?

Sólo quiero que lo pienses y que tomes la decisión que creas que es mejor para ti. Y que sepas que, pase lo que pase, tu mejor amiga y yo (aunque no te conozca), tus padres y tu preparador y la gente que te quiere, estamos tremendamente orgullosos de ti y que para nosotros tú ya eras y sigues siendo “su Señoría”. Sólo te queda un Tribunal al que demostrárselo… ¿te animas? :)