¡Bienvenido, valiente!
Antes que nada, te recomiendo que leas la sección de
“Información general”. De esta forma, tendrás una idea general del tipo de
oposición que está preparando tu hijo o hija, hermano o hermana, amigo o amiga,
novio o novia, vecino o vecina.
En segundo lugar, es obligado decirte que ayudar a un
opositor es complicado. Creo que no sabría decir cómo hay que hacerlo, aunque
sí se me ocurre cómo no hay que hacerlo, así que voy a empezar por aquí.
CÓMO NO AYUDAR
A UN OPOSITOR
Esas cosas que nos
sacan de quicio a los opositores (y que suele decir la vecina de turno). Nota: todo esto está dicho en tono de
humor, sin acritud a la vecina, que seguro que no quiere importunar (¿?).
- “¿Preparas
Judicatura? Buff eso es dificilísimo.”
Lo sé señora, pero vamos, que digo yo que también es difícil
que Fernando Alonso gane el mundial de Fórmula 1 y la gente lo anima, no le
mira con desaprobación.
- “¿Preparas
Judicatura? ¿Y cuánto tiempo llevas opositando?”
Regla número 1 para cualquier oposición: NUNCA, repito
NUNCA, se le pregunta a un opositor cuánto tiempo lleva opositando. Qué mal
gusto. ¿Le pregunto yo qué edad tiene usted, señora?
- “Pues yo
conozco a un chico que aprobó a la primera y en 2 años.”
Me alegro por ese chico y por usted, que se atribuye su
éxito como si fuera el propio, pero sepa que probablemente tal persona no
aprobaría que usted dijera estas cosas, porque un opositor NUNCA va contra otro
opositor. Como comprenderá, este tipo de comentarios, si no van seguidos de “¿quieres
que te ponga en contacto con él por si puede darte algún consejo?”, son
totalmente desmoralizadores.
- “Una
semana antes del examen no estudies, ¿eh? Hay que descansar y tomar vitaminas”
Aprecio su interés por mi salud, pero vamos, que soy
opositor, alias estudiante profesional y de oficio, así que creo que sé lo que
tengo que hacer. Usted antes de hacer el cocido no encienda el fuego ¿eh?
Tómese unas vitaminas.
- “¿Qué tal
el examen? ¿Has aprobado? ¿Qué es eso de que no pasas la nota de corte?
¿Entonces no has aprobado, no?”
A ver, aprobar es sacar un 5 o más sobre 10; en nuestro
caso, un 50 o más sobre 100. Lo que pasa es que mi oposición tiene muy poquitas
plazas, entonces el Tribunal establece una nota de corte para el primer
ejercicio (tipo test) y sólo pasan los que tienen más de esa nota de corte. Así
que si tengo un 70, creo que es obvio que he aprobado, pero si la nota de corte
es 74… bueno, pues no paso. Eso es todo.
Esas cosas que nos
sacan de quicio a los opositores (y que suelen decir los amigos).
- Mensaje a las 22:30 el día antes de ir al preparador:
“Tía! Hoy salimos! A las 23:30 en la
parada de metro. Venga, besitos bonita”
A las 22:30 estoy yo casi dormida, para empezar. Para seguir, si
SIEMPRE tengo preparador dos días a la semana, los mismos dos días a la semana
¿eh?, durante unos pocos de años, ¿en serio no puedes acordarte? ¡Tonta de mí,
que creía que me escribías para desearme suerte en el cante! Pero todavía puede
ser peor:
- Mensaje siguiente, a las 22:33, ese mismo día: “Qué aburrida eres, anda que por un día no
va a pasar nada”
Sí pasa, pasa que no cumplo el planning y me estreso, y que
ya voy atrasada para la semana que viene, y que me tengo que poner a estudiar
en el día de descanso porque no me ha dado tiempo antes, y pasa que el
preparador me pone la cara colorada, pero sobre todo pasa que si YO quiero, YO
decido que no pasa nada por un día, pero que si tú eres mi amiga, no me pones
en estas situaciones tan incómodas y respetas mi estudio. Venga, besitos
bonita.
En serio que tengo que pararme para decir que el planning de
los opositores está ajustado al límite, y cuando digo al límite me refiero a
que para ir al médico tenemos que dejar de repasarnos algún tema y pasarlo al
día de descanso. Así que cuando tu amiga te dice “tía, ya lo harás luego” quiero que sepa que NO HAY LUEGO, que para
hacerlo después tenemos que renunciar al día de descanso, o dormir menos horas,
o comer delante de los apuntes.
- “¡¡¡Nos
vamos de viaje al Caribe!!! ¿Te vienes?”
Si cae en mi semana (única semana) de vacaciones al año, sí.
Si no, no.
- “Tía, es
que nunca nos vemos”.
Bueno, tengo un día libre a la semana. Agradecería que lo
tomaras en consideración para tratar de quedar ese día. Si no, yo haré un
esfuerzo y quedaré contigo otro día. Pero igual un día me canso, como es
lógico, y no quedamos más.
CÓMO AYUDAR A UN
OPOSITOR
Al opositor hay que comprenderlo. Vive en una “cárcel” de la
que no sale (su habitación o su sitio en la biblioteca; comúnmente llamados
“opozulos”), mira día y noche los mismos papeles (los libros de la oposición,
comúnmente llamados “Carperis”, que son los de la editorial más usada) y su
mundo no gira. No le pasan cosas nuevas. En consecuencia, no tiene cosas nuevas
que contar. No le gusta que le cuentes tus problemas porque eso implica hacerle
partícipe de la vida exterior y se angustia, y angustiado no se puede estudiar.
Pensando y pensando, y tomando como ejemplo a mi madre, que ha ejercido de
“opomascota” durante todo mi tiempo de preparación, se me han ocurrido algunas
sugerencias para ayudar al opositor.
Esas cosas que nos
gustan a los opositores (y que sólo hace tu madre o tu abnegado novio, en su
caso).
- Comprarnos un subrayador nuevo (¡cuidado! Somos muy maniáticos con
estas cosas, a ver si vas a comprar el subrayador erróneo), un atril
bonito, un estuche más amplio, post-its de colores y otro material de oficina
que alegre nuestro “opozulo”.
- ¡Llevarnos al cine! (siempre preguntando previamente y concertando una cita, no vaya
a ser que nos desconcertemos con tanta novedad). El cine es una buena
idea porque nos recuerda que la vida exterior existe, pero como está en una
pantalla y es totalmente ajena, no nos afecta y no nos agobia.
- ¡Llevarnos de compras! Siempre estamos con el chándal,
el pijama, o unos vaqueros cómodos, pero de vez en cuando es bonito acordarse
de que eres persona y sabes ponerte mona.
- Ir contigo al gimnasio. Así cuesta menos y
además te vemos más a menudo.
- Contarte las cosas que les pasan, pero las
bonitas, con las que no se sufre. Para sufrir ya tenemos los Carperi, así que
en general y a no ser que seas alguien muy cercano que merezca que nos
involucremos en tus problemas, rogamos los mantengas alejados de nosotros. Sobre todo los problemas tipo “tía, me
he enfadado con mi novio” que nos ocupan toda la tarde para que a la mañana
siguiente te mande un whatsapp y ya le hayas perdonado.
- Invitarnos a merendar. Chocolate, mucho
chocolate.
- Llevarnos el día libre a la playa. Este plan de
día de descanso engloba las dos cosas que más le gustan a un opositor: salir
del “opozulo” y tirarse en el sofá (en este caso la toalla) a no hacer nada.
- No hacernos caso cuando nos quejamos de la
oposición y lo vemos todo negro. Los mensajes han de ser siempre positivos.
Tenemos derecho a quejarnos, pero no nos puedes dejar entrar en la espiral de
la desesperación.
- Querernos mucho :)
¿Hay otras cosas que os saquen de quicio? ¿Y otras formas de ayudar al opositor? ¡Cuéntanos tu experiencia!