Pero ¿qué
es ganar? ¿Cual es la verdadera victoria? ¿Qué es lo que hace que al cruzar la
línea de meta se me ericen los pelos, que note flotar mis pies y que no
puede evitar tener ganas de llorar, de gritar con todas mis fuerzas, de echarme
a correr y al mismo tiempo tirarme al suelo? ¿Qué es lo que me hace
sentir esta burbuja?, la verdadera victoria no reside en cortar la cinta al
cruzar la meta, no reside en subir al peldaño más alto del podio. Nada de eso
puede hacer que te tiemblen las piernas de miedo y emoción. O en todo caso lo
puede hacer al recordar lo que has vivido antes. La victoria, la real, es
aquella que se encuentra en lo mas hondo de cada uno de nosotros. Es aquella
que no nos creemos del todo que pueda llegar, a pesar de la preparación y la
voluntad puestas, y que finalmente llega. Es como si, aunque de forma
consciente y con la calculadora en mano, después de muchas horas de
preparación, de muchos días de entrenamiento, de concienciarnos de que somos
capaces de ganar, o simplemente de terminar la carrera, existiera algo en
nuestro inconsciente que nos dijera constantemente que es imposible, que es
demasiado bueno, demasiado grande, demasiado increíble para ser verdad. Que lo
que deseamos lograr es solamente un sueño. Y al cruzar la meta, cuando echas la
vista atrás y compruebas que es real, que eres de carne y hueso, y que lo que
parecía posible solo en sueños se ha convertido en realidad, te das cuenta de
que ésta es la verdadera victoria.
Ganar no
significa terminar en primera posición. No significa batir a los demás.
Ganar es vencerse a uno mismo. Vencer a nuestro cuerpo, nuestros límites y
nuestros temores. Ganar significa superarse a uno mismo y convertir los sueños
en realidad. En muchas carreras he terminado en primera posición pero no me he
sentido ganador. Al cruzar la meta no he llorado, no he saltado de alegría y
mis emociones no han sido una tormenta desbocada. Simplemente tenía que ganar
la carrera, sabía, tenia la seguridad, que llegaría el primero. Sabia que no
era un sueño, y en ningún momento mi mente llego a plantearse que sería el no
vencer. Era fácil, como un cocinero que abre su restaurante por la mañana y
sabe exactamente como le va a quedar el bistec. No hay ningún reto, ningún
sueño del que despertarse al final. Y eso, por lo menos para mi, no es ganar.
Al contrario, he visto a grandes ganadores, a personas que se han vencido a si
mismas y que han cruzado la línea de llegada llorando, sin fuerzas, pero no por
el agotamiento físico, que también, sino sobre todo por haber logrado terminar
aquello que ellos sabían que en el fondo solo era fruto de sus sueños. He visto
a gente sentarse al cruzar la meta de la UTMB y permanecer en esta posición durante horas
con la mirada perdida, con la mayor de las sonrisas en sus adentros, sin
creerse todavía que lo acaban de lograr no forma parte de un engaño de la
mente. He visto a personas que, pese a llegar cuando los primeros ya se habían
duchado, habían almorzado y quizás habían tenido tiempo de echarse una siesta,
se sienten vencedores y no cambiarían lo que sienten por nada de lo que les
pudieran ofrecer. Y los envidio, por que en el fondo ¿no corremos para
eso? ¿Para saber que nosotros somos capaces de vencer nuestros miedos y que la
cinta que cortamos al cruzar la meta no está sujetada por azafatas sino que
está situada allá donde nuestros sueños quieren? ¿La victoria no
consiste en ser capaces de poner nuestra mente al límite para descubrir que
estos límites nos han llevado a descubrir nuevos límites? ¿Y empujar poco
a poco nuestros sueños?
- Kilian Jornet, corredor de montaña
Buenísima la entrada,me ha encantado el fragmento!
ResponderEliminar¡Me alegro! :) Es un buen libro, la verdad. Tiene muchos fragmentos motivacionales ;)
EliminarYo ya estoy pensando en comprarlo!
ResponderEliminarGracias!
Es la historia de un corredor y esquiador de montaña. Kilian es una pasada, supera todos los límites humanamente conocidos. A mí me gustó mucho, pero ya se sabe, para gustos los colores ;) ¡Un beso!
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